La Orden del Quetzal es la máxima distinción honorífica que otorga el gobierno de Guatemala. Su intención es reconocer a personas o entidades cuya labor merezca el reconocimiento oficial más alto del gobierno de Guatemala.
El pasado lunes, 20 de junio, nuestro querido exresidente César Augusto Fortuny Ardón recibió de manos del Presidente la Orden del Quetzal, en grado de caballero. El Maestro Fortuny ha tenido una extraordinaria trayectoria artística, que lo ha llevado a poner en alto el nombre de Guatemala, más allá de nuestras fronteras. Para nosotros es un motivo de gran alegría que la pasión que –en aquel entonces– César descubrió mientras vivía en la Residencia, hoy florezca poniendo en alto a nuestro país y los ideales que transmitimos.
Un poco de historia
El Maestro Fortuny nació en Cuilapa, Santa Rosa, en 1944. Se trasladó a la Ciudad de Guatemala para iniciar sus estudios universitarios en la carrera de arquitectura en la Universidad de San Carlos de Guatemala. Esto lo trajo al Centro Universitario Ciudad Vieja, lugar donde vivió durante sus años de estudio universitario, que casualmente también son los primeros años de su trayectoria como artista.
Cuentan quienes coincidieron con él en la Residencia en aquellos años que, mientras estudiaban con él la carrera de arquitectura, notaban que eso no le apasionaba tanto como su habilidad para la pintura. Fue así como una vez, conversando con el Doctor Ernesto Cofiño (Rector del CUCV en aquel momento) decidió dedicarse de lleno a la pintura y seguir desarrollando ese talento que tanto le apasionaba. Con ayuda del Doctor Cofiño, montaron en la Residencia las primeras exposiciones de obras de Fortuny, las cuáles tuvieron un éxito rotundo, que no se ha detenido hasta el día de hoy.
Su huella en el CUCV
Algunas de las primeras obras del Maestro Fortuny se encuentran en exhibición en las instalaciones de la Residencia. En el año 2018, como agradecimiento a la Residencia por todo el apoyo y el cariño que recibió, el Maestro Fortuny remozó y restauró algunas de estas primeras obras, que ya habían sufrido algún deterioro por los años. Ese mismo año, en reconocimiento por su gran trayectoria y cercanía al CUCV, se tuvo un acto de homenaje al Maestro Fortuny y se renombró el Salón de Arquitectura y Dibujo, con su nombre.